Letras sin fronteras V
LETRAS SIN FRONTERAS v
Como ya he confesado en otras ocasiones, una
antología de poesía siempre conserva y preser-
va un temperamento inclasificable y múltiple
porque las voces que reúne, aunque parten de la
palabra, el destello y la emoción son diferentes
en cada poeta.
Acompañado del pensamiento de Margaret
Atwood puedo decir que la poesía surge de la
parte melancólica de nuestro cerebro. Pero no
sólo de ahí. También hay poesía que surge de la
inteligencia, o de la ironía, o de la exaltación, de
la exuberancia, de la pasión. Bécquer lo dijo con
mucha precisión: “no escribo cuando estoy
emocionado, sino cuando recuerdo la emoción”.
Pero, también, espacio de sedimentación de
voces lejanas o cercanas, quizás con enverga-
duras sibilinas, quizás esperanzados en abrir
vigilias, o darle sentido al mundo exterior y a las
realidades suprasensibles por las que el poeta
transita en su trance.