Dos naciones en verso IV
las cuatro jotas
La obra que aquí nos ocupa posee diferentes tonalidades, desde la ironía y la crítica social hasta cierto intimismo, el poema urbano. Son en todo caso, cuatro poéticas versátiles, sus palabras resuenan con intensidad, la emoción que solo se ve en poetas comprometidos con el oficio de ser poetas.
Las diversas construcciones que el poeta realiza, resultantes de su interacción con el entorno, con sus vivencias, constituye la parte fundacional del poema, es decir, los espacios imaginarios en la poesía que nutre y desemboca en “experiencia vital”. Las tensiones que suscita el tiempo, el entorno, la inmersión en el mundo de los sueños (casi como un enclaustramiento), los descensos, ascensos, en el momento de la escritura, es lo que le da a la poesía y al poeta una perspectiva unívoca. Estos imaginarios (espacios psicológicos) se organizar al punto de constituir la experiencia del poeta.
Sentimientos e imaginarios, como elementos tensionales, conforman esos espacios que a continuación, procuro delinear. Generalmente para el poeta hay un lugar mítico, todo aquel bagaje que deviene de su infancia como elemento acumulador y nutriente en la conformación del poema y una poética; también, el espacio (dentro de ese imaginario) que ocupa el entorno como referente de escritura; y, finalmente, lo íntimo y cotidiano como especies individuales. Así tenemos, en palabras de A. Colinas, que “la mejor poesía no es la que refleja la realidad, sino la que la trasciende”. El poeta parte, como refiere (Susana A. Fernández), en sus versos de una realidad concreta, si bien su propósito es desvelar el significado último de dicha realidad