El sistema penitenciario salvadoreño y sus prisiones
Ante la comprensión de que el funcionamiento del sistema penitenciario está absolutamente correlacionado con la seguridad ciudadana, la Fundación Heinrich Böll ha considerado pertinente aportar al análisis de la situación que vive la sociedad salvadoreña con su población privada de libertad y su impacto en la violencia y la inseguridad.
El estudio que se presenta en este documento pone de manifiesto la tendencia ascendente que ha tenido la cifra de personas en encierro penitenciario. Esto coincide, paradójicamente, con las cifras ascendentes de delitos registrados en el mismo período, especialmente los homicidios, pues el encarcelamiento se ha considerado como una medida disuasiva para el cometimiento de delitos; sin embargo, sus resultados han demostrado lo contrario. No hay necesidad de mucha profundidad en el análisis para concluir que la política penitenciaria en El Salvador ha tenido resultados adversos, en tanto no se ha logrado la reducción del delito, con el incremento de la población encarcelada; por el contrario, muy
probablemente ésta ha provocado su reproducción, por las condiciones que presenta. El sistema penitenciario sufre el resultado del descuido acumulado de muchos años; pero también el impacto de las políticas penales centradas en la represión, en la imposición de penas prolongadas y en la debilidad o ausencia de las políticas de prevención del delito y
de resocialización de los privados de libertad. La crisis del sistema penitenciario es el resultado de la hipertrofia que ha sufrido el
sistema penal, ante la preponderancia de “soluciones” a la violencia y al crimen estrictamente punitivas. Esta crisis se manifiesta en las condiciones de degradación humana que se vive en las cárceles, así como en la reproducción e incremento de la violencia y el delito al interior y
exterior de los centros penitenciarios.