Reseña

La conducta humana está determinada por distintos factores (Markman,
Beer, Grimm, Rein y Maddox, 2009), demostrándose la pluralidad de in-
dividuos y su naturaleza dinámica. A su vez, se destaca que el mundo se
ha convertido, de forma progresiva, en un sinfín de escenarios inciertos,
ambiguos y complejos (Gröschl y Gabaldon, 2018) a causa de múltiples
interconexiones entre individuos (Krisnawati, Yudoko y Bangun, 2018).
Por lo tanto, la realidad se caracteriza por un constante dinamismo que
dificulta cualquier tarea predictiva. En particular, esto se asocia con el nú-
mero creciente de elementos que interactúan entre sí, a través de distintos contextos sociales (Wilczek, 2019). Así pues, en la actualidad, diversos agentes sociales establecen vínculos entre sí, complejizando las dinámicas grupales y la comprensión de los fenómenos sociales.
A causa de ello, un pensamiento simplificado o mecanicista conduce a
ideas vagas sobre el mundo (Kast y Rosenzweig, 1972; Morin, 2018), al no
reflejar la visión sistémica de una realidad compuesta por múltiples actores sociales (Lin y Cheng, 2007; Okwir, Nudurupati, Ginieis y Angelis, 2018). La evidente complejidad exige la búsqueda de nuevas aproximaciones que brinden una visión holística de la realidad, donde la visión del ser humano inserto en distintos agregados sociales cobra un rol preponderante.