Escapando de la oscuridad
¿cómo lo logramos?
Escapando de la oscuridad
En este día tan especial, 19 de marzo de 2012, en la ciudad de La Puente (California, Estados Unidos), he decidido empezar a escribir este testimonio, que se ha apoderado de nuestras vidas, los últimos
12 meses pasados. Dije día tan especial porque precisamente hoy es el cumpleaños número 27 de nuestra querida y amada hija Perla, a quien le deseo lo mejor de lo mejor y muchas felicidades en su vida social, familiar y profesional. Acabo de regresar de mis clases de inglés en la
Escuela de adultos, de la ciudad de la Hacienda en la Nelson Ave., y la Wilow. Ahí estudio todos los días de lunes a jueves entre las 6:00 y 8:30
p. m. Asistimos en promedio 9 a 12 estudiantes entre salvadoreños, mexicanos, hondureños, coreanos, chinos, vietnamitas y guatemaltecos.
Todos estamos en el primer nivel y poco a poco vamos avanzando aprendiendo una nueva lengua, guiados por la paciencia y entrega de la Mrs. Sue Moore. Exactamente hace un año, en este mismo mes,
estábamos platicando por internet con nuestro hijo Aldo de 24 años, radicado en la casa de mi tío Manuel “Manolete”, en la Mulvane St., ciudad de La Puente (California, Estados Unidos), a unas 25 millas al Este de Los Ángeles. Todos los días conversábamos normalmente por internet ESCAPANDO DE LA OSCURIDAD y nos podíamos ver por la mágica camarita que traen incorporadas las computadoras personales,
nosotros vivíamos en El Salvador, Centroamérica. Aldo ya tenía 5 años de vivir en esa ciudad californiana y regularmente estaba estudiando
computación en el College San Antonio, y luego en la Universidad Calpoly según nos había contado. Hacía cinco años mí esposa lo acompañó a inscribirse en ese College, el cual quedaba muy cerca de donde él vivía, como a unos 10 minutos en vehículo.