Necrópolis de ángeles
Sosegado de un ritmo lírico peculiar, mezclado de un vaivén entre la poesía prosaica y tradicional, este se encuentra impregnado por una fuerte influencia de la vida personal del autor entre el año 2012 y 2018. Para dar vida a cada cuartilla, Férrera partió de una observación minuciosa del costumbrismo y la realidad de su país, derramando
sentimientos en la creación de entornos que sugieren el desarrollo de la imaginación y la auto complicidad en la visión espectadora del lector. Asimismo, en muchos de sus poemas utiliza la técnica literaria de la personificación de objetos inanimados para dar paso a una correlación entre el mismo y la cualidad intrínseca del ser humano. Necrópolis de ángeles no solo se destaca por el estudio psicológico del individuo
en comparación con situaciones estructuradas de una ficción naturalista, sino por las profundas raíces que lleva atadas de lugares icónicos de El Salvador que, si bien, en su mayor parte, son paisajes y atracciones turísticas, conservan la esencia de la identidad del pueblo salvadoreño y su lucha constante por subsistir en un ambiente inmerso en la
corrupción, la inseguridad y la infravaloración de la cultura.
La obra, como debute del autor, conserva una visión que marca la dicotomía entre la etapa de su adolescencia hacia la adultez, estableciendo un ímpetu literario enmarcado en la juventud y la vivencia de momentos como una inspiración para la escritura. Además, presenta la creación de personajes ficticios, contando una especie de historia lírica desde su perspectiva. Estos sirven como símbolos en el desarrollo del poemario, puesto que sobrellevan el estudio de las facetas más mórbidas de la persona. Tímido, reconcentrado y sugestivo, Férrera alude a un autodescubrimiento y recreación —para sí mismo y para sus lectores— en el arte por medio de emociones y enfermedades poco habladas como el odio, los celos en al amor, la ansiedad, la depresión, el abandono, etc. Estas situaciones, lanzando al individuo y a los propios
escritores en un mar de verdades incómodas sobre ellos mismos, también construyen una espeleología ontológica sobre la autenticidad del ser, llevándolos a un placer inexplicable de lo que es la poesía. Poesía, indudablemente es amor, bondad, belleza y miedo, tristeza, soledad e ira. Este concepto ambiguo se desarrolla y replantea frecuentemente en cada escrito e idea.