Verboazul
Verboazul
El poeta es un dios, un ángel, un cuerpo en la calle o muchos niños y niñas sentados en la ciudad viendo cómo pasan los días. El poeta mantiene la locura de crear y creer en la posibilidad de la palabra, en el arma que cada verso simboliza cuando el mundo se ha vuelto inseguro, eternamente silencioso, y es lo que Carlos Godoy, en su Verboazul, alcanza como mérito de un análisis detallado que teje a diario desde la horizontalidad que supone la vida. Lejos de hablarnos desde un monumento inaccesible, por los pasajes de este texto cada espacio amanece como si nada pasara; la ciudad es la consecuencia
de un país que duele, cuya única solución ha sido volver la mirada, dejar que la lluvia consuma la humanidad de cada persona que habita en los escenarios descritos por el poeta. Quienes han caído de todas las maneras posibles, a través de los años, han abierto paso para que poco a poco una voz nos diga: «Vuelvo al camino con paso certero
sin temer al hambre» La muerte lo visita todo, toca puertas, ventanas, aceras, paredes y gente. Morir es la única certeza de que se vive a plenitud cada mañana; es la muerte la que evoca deseos por cumplir antes de finalizar un día: beber una copa de vino en la lucidez
de la tarde, cantar con el tiempo que ha pasado, que la muerte y yo seamos uno, ser un aliado más de la muerte y cambiar el destino.
Cada poema irá construyendo esa ambivalencia transitoria de ser y no lo que por siglos se nos ha dicho; al pasado suelen llamarlo sombra, y las sombras están tan atadas que perderlas es una fantasía inalcanzable, a veces. Sin embargo, basta con voltear las luces que apuntan a diferenciarnos para hallar la posibilidad de alzar la voz un día más y que esos pasados cosidos al cuerpo se desprendan. Tener la palabra es sin duda contar la historia nunca oficializada, la que se ha escondido como quien barre debajo de la alfombra el polvo de los días. Las luchas pasadas, que se extienden a veces como pan diario, se vuelven una
sola y reinventan la forma de abrir y cerrar las ventanas para ver distinto el porvenir. «Queda armarnos con guitarras
con la sabiduría del abuelo armarnos de ternura […] Creer que existe la patria lejos de la muerte» Para Carlos Godoy, en «Un ojo representa el amor», esa mirada que, de principio a fin, por más estragos y oscuridades, es capaz de construir sobre los entierros diarios la posibilidad, la mínima posibilidad de cambiarlo todo. Antes de morir se
intenta un poema. Verboazul es la acción de desmitificar el silencio y reconstruir la vida poco a poco; escribir es volver a los recuerdos de la infancia, a vivir los amores inocentes y también a luchar contra un destino a veces incierto, a veces lejano, pero indudablemente posible.
Alejandra Valverde Alfaro Costa Rica