Reseña

Sin duda alguna, la mejor manera para disminuir corrupción y la impunidad es construir una ciudadanía informada, conocedora, participativa y activa. En tal sentido, es importante
conocer qué es el Acceso a la información pública, el Derecho a la protección de datos personales y la transparencia, así como conocer los distintos ámbitos y aspectos en los que actúa la corrupción; pero, para ello, hay que saber interpretar teóricamente los alcances de dichos términos si queremos combatirlos con la práctica en el marco del Estado de derecho. En la gestión pública y el ámbito de las empresas privadas, el acceso a la información pública y todos los derechos llave que abre, se ha vuelto una moda relativamente en crecimiento en muchos países, pero más que una moda hay que entender que se trata de un Derecho Humano que hay que salvaguardar, pues de ello depende el desarrollo de un país en todo y para todos. Para el caso de El Salvador, y otros de la región, hace algunos años de estos temas no se hablaba para nada oficialmente y de transparencia mucho menos. Pero en estos últimos años, a partir del año 2010, más o menos, en esta incipiente democracia
salvadoreña, donde debiera haber imperiosamente mayor acceso a la información pública, más fiscalización ciudadana y mayor capacidad de participación y movilización, ante todo por la irrupción de las redes sociales en internet, estos temas pasaron a tomar una relevancia importante, independientemente de los intereses y motivaciones que se tengan. Indudablemente, la entrada en vigencia de la Ley de Acceso a la Información pública (LAIP) en marzo de 2011 y la posterior creación del Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP) en febrero del 2013, contribuyó a dar un gran impulso a dicha temática en el país.
Aun así, pese a los progresos en dicha temática, tanto en los ámbitos jurídicos, mediáticos , políticos y culturales, lo cierto es que aún falta desarrollar en nuestro país un basamento teórico académico que al mismo tiempo que sea comprensible , permita entender multidisciplinarmente y básicamente desde el ámbito cultural o de lo que se denomina “cultura de la transparencia”, los alcances y la dimensión de dicha práctica que permita avanzar en el sendero de la democracia participativa , inclusiva y con justicia social.