Reseña

Las manifestaciones de cultura popular en el país se traducen en numerosas fiestas patronales, procesiones, carnavales y rituales que se celebran hasta en los rincones más remotos del país, donde no se escatiman recursos económicos y físicos para llevar a buen término las festividades populares. Estas fiestas populares constituyen un importante compendio de manifestaciones y elementos que reflejan costumbres y tradiciones ancestrales, dado por la presencia de los conquistadores españoles, los que trajeron consigo sus motivaciones religiosas y otras expresiones de su cultura que se trasmitieron y se
colectivizaron de una generación a otra. En ellas está presente la música, la ornamentación, las comidas, bebidas de todo tipo y sabor, los juegos de azar, la pólvora china y las competencias y, por supuesto, las danzas y bailes, las cuales son una fuente inagotable del conocimiento que enriquece la vida espiritual del pueblo, y donde la fiesta es una apariencia que transforma el rostro del mundo habitual y la faz del ser cotidiano, creando un universo pleno de fantasías.
Precisamente, en el marco de las fiestas populares tradicionales, el
sincretismo religioso, lo ritual y la imaginería, la danza, y consecuentemente el baile como movimiento genérico, son una actividad humana, creada por él y al servicio de éste; por lo mismo, son una expresión clara de la cultura popular donde se reivindican las raíces y el futuro. En términos académicos, meramente conceptuales, "danza" es la combinación estética de movimientos corporales que conllevan un significado específico, aunque este pudiera estar inadvertido simbólicamente. En tal sentido, los movimientos de las danzas tradicionales van al compás de la música en forma bastante rígida y repetitiva, a veces, francamente, con poca estética o hasta grotesco. Su realización necesita un aprendizaje y ensayo previo, además de requerir cierta vestimenta y escenografía muy particular.