El infierno heredado
El infierno heredado fue finalista del “Premio Hugo Lindo de novela 2021”.
En Santa Tecla de principios del siglo pasado, Marta entra a trabajar para una misteriosa y rica familia de la ciudad, y deberá ignorar tanto los rumores que relacionan a sus nuevos patrones con un supuesto pacto con el diablo como las enigmáticas reuniones que toman lugar en esa extraña Mansión, para así ganar el suficiente dinero que le permita sacar a su hija de aquella ciudad donde las desapariciones están a la orden del día. Otras historias se entrelazan y bifurcan en esta novela que es también el retrato de la ignorancia que presume como asuntos misteriosos y diabólicos, hechos reales que no logran resolverse, y así nos encontramos en sus páginas a personajes que se rebuscan para realizar sangrientos rituales de brujería con el fin de conseguir el poder
y la riqueza que desean para ellos. Las frecuentes desapariciones de personas son, pues, una cuestión central del texto, y un tema tanto de entonces como de ahora, con todo el misterio, la crueldad y el dolor
que ello supone: una herencia verdaderamente infernal que, en voz de uno de los personajes, Felipe resume muy bien con esta lapidaria frase: “Ya tendríamos que estar acostumbrados a velar cajas vacías”.