Cuatro fichas de establecimientos en Cojutepeque "finales del siglo XIX y principios del siglo XX"
Es un placer y un honor escribir este prólogo del libro titulado Cuatro fichas de establecimientos en Cojutepeque, redactado por el amigo y colega numismático Francisco Berciano. Confieso mi reticencia inicial a hacerlo, en vista de que mi interés en la numismática se concentra en el
tema de la moneda, que he investigado en detalle por muchos años. Sin embargo, luego de leer el manuscrito y constatar la riqueza de la información recopilada y analizada por el Autor, y de hacerme cargo de la estrecha vinculación entre la ficha y la moneda, tomé la decisión lógica de hacer la presentación de este excelente trabajo.
Estoy convencido de que este trabajo constituye una contribución efectiva al avance del conocimiento de la numismática salvadoreña. Si bien existen varios trabajos previos que describen y catalogan las fichas salvadoreñas, considero que Francisco Berciano ha dado un gran paso más allá con este trabajo. En efecto, el nuevo libro no solo comprende la
identificación, descripción y listado de las fichas acá analizadas sino que se aboca también a investigar y describir las causas específicas de la emisión de estas fichas, así como a identificar los personajes o empresas que las emitieron, dando un valor agregado de importancia en la
investigación sobre este tema. Este nuevo libro viene a complementar trabajos anteriores sobre el tema de las fichas, que identifican y catalogan las piezas salvadoreñas conocidas, entre los cuales cabe citar varias obras de importancia. En primer lugar, el trabajo pionero inédito de Roberto Ulloa Llach, titulado The Tokens of El Salvador, redactado en 1980. Luego, el libro de José Luis Cabrera con el título de Las controversiales fichas de fincas salvadoreñas, en sus dos ediciones de 2009 y 2018, que constituye actualmente la biblia en esta materia. Existe además el catálogo internacional titulado Latin American Tokens, elaborado por Russell Rulau y publicado en segunda edición por la firma Krause en el año 2000, que provee información parcial sobre las
fichas salvadoreñas y que además permite compararlas con las emitidas en otros países del continente. Entendemos también que el distinguido numismático salvadoreño Leonel Barillas quien en la actualidad preside la Asociación Numismática Salvadoreña (ANUSAL) – se encuentra
enfrascado en actualizar y ampliar el catálogo de fichas de este país.
Y me parece que se debe destacar la importancia del nuevo libro de Berciano por el hecho que se refiere exclusivamente a fichas emitidas y utilizadas en una zona urbana, concretamente en la ciudad de Cojutepeque, cabecera del Departamento de Cuscatlán, que incluso fue capital interina de la República en alguna época del siglo XIX. Ello, en contraste con el hecho que la mayoría de las fichas salvadoreñas – un 77 por ciento, según algunas cuentas – corresponden a fincas agrícolas.
Además de describir e ilustrar las cuatro fichas emitidas en Cojutepeque, Francisco Berciano ha logrado no solo identificar las piezas emitidas en dicha localidad, sino que también ha investigado y documentado a los personajes dueños de las empresas que las originaron, obteniendo información sobre ellos y sus familias, su posición social y política en algunos casos, todo referido principalmente al siglo XIX. Para ello, recurrió a documentación publicada en el Diario Oficial de El Salvador y en otras fuentes públicas y privadas de reconocida reputación y
fidelidad. Este nuevo libro, además, reitera que la primera y principal razón de ser de las fichas salvadoreñas fue la ausencia de moneda fraccionaria oficial debido a que los gobiernos de la época no lograron establecer – sino muchos años más tarde – una ceca oficial que produjese suficiente circulante para satisfacer la demanda de moneda menuda o fraccionaria para uso en las transacciones comerciales de los mercados locales. Y que ello obligó a los particulares y a algunas empresas comerciales y de servicio a emitir fichas que supliesen la ausencia de circulante, tanto en zonas urbanas como especialmente para las zonas rurales del país. De hecho, en las cuatro fichas analizadas en este nuevo libro puede observarse que ellas fueron emitidas por individuos o empresas particulares, ubicadas en zonas urbanas, con el propósito de facilitar la adquisición de productos o servicios a la clientela dentro de un ambiente de escasez de circulante suficiente en aquella época. Todo ello me lleva a recomendar este nuevo libro numismático salvadoreño a los coleccionistas, así como a proponer a otros autores que amplíen a otras localidades y fincas el tipo de análisis
realizado por Francisco Berciano, para que podamos conocer a fondo esta parte de nuestra historia.