Desde el día que nos hicimos amigos...
Es una historia que se toma su tiempo para contextualizar escenarios, personajes y crear un entorno con el que el lector puede sentirse incluido o identificado en algunas situaciones. Pese a centrarse en un protagonista, los demás personajes tienen aportes y eso genera un ambiente más real en el que se puede llegar a saber cosas del protagonista, sin la necesidad de que sea él mismo quien la explique, sino, son sus amigos quienes dan sus opiniones y eso genera realismo en la obra. Si el lector es una persona a la que no le gustan los rodeos y prefiere las historias directas, esta obra no es principalmente la mejor opción ya que, su trama e historia no pretenden ser las más complejas, sino, lo más realistas y emocionantes posibles. No es una historia llena de sentimentalismo, no obstante, es posible encariñarse con varios personajes y también, llegar a sentir emociones negativas por otros. Esto
es posible gracias a la narración lenta y llena de detalles. En definitiva, es una novela que se puede disfrutar dedicándole tiempo y prestando atención a cada detalle.