La espiritalidad del pastor diocesano
dese el pensamiento y el testimonio de Mons. Romero, pastor que dio la vida por sus ovejas
En la Iglesia necesitamos buenos pastores, con olor a oveja, que irradien el buen olor de Cristo, sean signos de Cristo resucitado, caminen en medio de su pueblo y acompañen a sus ovejas en el seguimiento de Jesús, el Buen Pastor; por tanto, es necesario estudiar a profundidad la espiritualidad del pastor diocesano que debe liderar con efectividad a su comunidad, comprender las necesidades espirituales del pueblo de Dios y mantener su enfoque en los principios centrales de su fe. Esta reflexión teológica busca suscitar un mayor interés y compromiso eclesial en favor de los ministros ordenados, que ven afectada su vida espiritual por estar insertos en una sociedad que se construye al margen del Evangelio; de tal manera, que busquen vivir su ministerio con una orientación clara hacia la santidad, siguiendo el ejemplo de buenos pastores, como Mons. Romero, quién abrazó y vivió su lema episcopal «Sentir con la Iglesia», asumió el servicio a los más pobres y excluidos de la sociedad como «padre y defensor» de los pobres, «signo profétic o» en medio de su pueblo y «buen pastor» que acompaña y da la vida por sus ovejas.
Además, busca dar respuesta a grandes interrogantes e identificar los rasgos característicos de la espiritualidad sacerdotal diocesana, haciendo una propuesta novedosa de dichos rasgos, que definen la espiritualidad del pastor diocesano: caridad pastoral, signo de comunión eclesial, buen pastor, fraternidad sacerdotal y vida de santidad, teniendo como modelo referente a Mons. Romero, que siendo dócil al Espíritu Santo y configurado en el sacerdocio de Cristo, es signo de comunión Iglesial, testigo de esperanza y de santidad, por vivir su sacerdocio «con la vista llena de esperanza, puesta en la gloria de Cristo».