Andanzas y mal andanzas de un médico III
El proceso del pensamiento humano, incluyendo sentimientos, emociones, decepciones, amor y dedicación a una causa, entre otros, es muy complejo. Al tratarlo consigo mismo y trasladarlo a letras, nos despojamos parcialmente de nuestra intimidad y hacernos partícipes
a otros de algo muy nuestro. Hacerlo es volcar hacia los demás, con conocimiento de causa, parte del yo interior que nos ha acompañado en el viaje de la vida. Como médicos hemos disfrutado de una formación muy especial, estricta tal vez, pero acompañada de tintes muy diversos que hacen que cada uno de nosotros tenga experiencias peculiares que nos individualizan. Narrarlas en la forma de vivencias nos hacen más humanos, al exponer a los demás todas nuestras debilidades y emociones, simples o complejas, que han hecho parte de nuestro diario vivir. Obviamente todas, o casi todas, contadas como cuentos sencillos,
propios de una tertulia entre amigos, tratan sobre temas íntimamente vinculadas con la medicina, desde lo que ha vivido--- o sufrido ---un estudiante, hasta su formación como especialista. En el fondo se distingue, para cualquiera que tenga el valor de leerlas, el profundo cariño, respeto y admiración hacia los Maestros de quienes aprendimos no sólo a llegar a un diagnóstico, a veces difícil, sino a encariñarnos auténticamente con nuestros pacientes y darles siempre un trato digno. A fin de cuentas, a ellos nos debemos. El amor en su forma más pura, no puede faltar al hablar de vivencias, relacionándolo necesariamente con nuestras familias.
Sin pretender acercarme a la excelsa obra del excepcional médico y escritor Dr. Alberto Rivas Bonilla, de él sólo he tomado parcialmente el título para estas narraciones. Para él mi homenaje de admiración y respeto por haber combinado el humanismo auténtico, con la medicina, de la cual nunca pudo alejarse.
Enrique Hernández-Pérez