En mi corazón un volcán
En las raíces de sus memorias infantiles, Rhina Mercedes nos entrega con una diáfana prosa, fragmentos de su historia personal y la de su entorno familiar. Nos sumerge en ese mundo mágico donde la fuerte mirada del tío Meregildo dormía a los alacranes y domaba a cuanto animal pastaba en ese universo fantástico. Mientras la abuela Rosa, con un eterno sentimiento de culpa, advertía que existía un ojo persiguiéndolas todo el día: “El Ojo de Dios”. Un imaginario donde el bien y el mal estaban en constante lucha, custodiados por enanos disfrazados de peregrinos colonizadores, que asustaban a esa niña buena, injustamente acusada de romper la foto de El Papa.