Hecho de recuerdos
Hecho de recuerdos no es un simple libro es una bitácora. Es, quizás, su forma más íntima de estar presente. Es un mapa de lo vivido, pero también de lo sentido. Un libro que se atreve a detenerse donde casi nadie se detiene: en lo que duele sin hacer escándalo, en lo que se va sin despedirse, en lo que queda flotando mucho después. Leerlo es como abrir un baúl lleno de cartas sin remitente, de fotografías que uno ya no sabe si son suyas o prestadas. No hay solemnidad aquí, pero sí una verdad serena, madura, ineludible: Martín no escribe para ser admirado. Escribe para no traicionarse.