Reseña

Hay que reprimir los sentimientos. La gente sigue teniendo los mismos problemas, pero los esconde y no se cultiva la inteligencia emocional (no se trata de divulgar mis problemas, pero sí de reconocerlos y tratarlos). Estamos ante el odio colectivo o, como decía Ellacuría, “el mal mayor”, una masturbación mental, un orgasmo pasajero que satisface y volvemos al problema. Siempre esperando validación: un like, una
caricia, una sorpresa. La represión de los sentimientos y su conversión en una gratificación efímera es una respuesta comúnmente observada en las sociedades contemporáneas, especialmente en un contexto donde prevalece la inmediatez y la superficialidad emocional. Ignacio
Ellacuría, filósofo y teólogo salvadoreño, identificó lo que denominó “el mal mayor”, una condición que puede entenderse como la perpetuación del sufrimiento a través de estructuras de poder que distraen a la
población de los problemas reales, promoviendo una falsa conciencia y un enfoque hacia lo inmediato en lugar de lo profundo (Ellacuría, 1990). En este sentido, introducción Hay cosas más gratificantes que leer esto
la búsqueda constante de validación externa, a través de plataformas como las redes sociales, se convierte en una especie de “masturbación mental” (Ellacuría, 1990), donde la gratificación se obtiene rápidamente,
pero el vacío subyacente persiste, generando un ciclo constante de insatisfacción.