Reseña

Este segundo volumen se adentra en lo que la tradición reformada ha llamado Teología Propia en sentido estricto: el estudio del ser de Dios y de Sus atributos. Si en el primer libro se colocaron los cimientos —qué es la teología y cómo Dios se revela en la Escritura— aquí se contempla el
edificio mismo: quién es ese Dios que se ha dado a conocer, cómo es en Sí mismo, y de qué manera Sus perfecciones divinas sostienen toda la fe y toda la vida cristiana. A lo largo de estas semanas el lector recorre, paso a paso, los grandes temas clásicos de la teología de Dios: Su esencia e independencia (aseidad), Su espiritualidad y simplicidad, Su infinitud, eternidad, inmutabilidad y omnipresencia; Su conocimiento, sabiduría, veracidad y poder; Su santidad, justicia, bondad, amor, gracia, misericordia, paciencia, celo, felicidad, ira y compasión; así como Sus decretos eternos, Su voluntad decretiva y preceptiva, Su soberanía y
providencia, hasta llegar al misterio glorioso de la Trinidad y a la omnisuficiencia y gloria de Dios. Cada atributo es presentado no como una idea abstracta, sino como una perfección viva que reclama nuestra adoración, corrige nuestros pensamientos y transforma nuestra piedad.
Como en el volumen anterior, este catecismo bebe de la rica herencia de la teología reformada: desde los viejos tratados sobre los atributos divinos hasta las teologías sistemáticas contemporáneas. Pero todo está ofrecido en un formato devocional y pastoral. El propósito no es solo que el creyente sepa más acerca de Dios, sino que aprenda a vivir delante
de Dios y para Dios; que contemple Su gloria, se someta a Su señorío, descanse en Su suficiencia y halle en Su ser y en Sus atributos la fuente de toda confianza, obediencia y adoración.