El gran azacuán dorado
“El gran Azacuán Dorado” primicia del escritor salvadoreño Tony
Alemán (Berlín, Usulután, 1963), representa en la más pura narrativa
latinoamericana, la descripción íntima, costumbrista, espiritual y añoran-
te de nuestros pueblos mestizos. Sin grandes pretensiones, con una sencillez a toda prueba y un lenguaje fluido pasamos de la reflexión profunda del narrador comprometido con su realidad, historia, contexto y entorno, al ámbito de los personajes que buscan, en su propia circunstancia resolver el día a día, enfrentar sus temores, participar de la angustia y ver, para bien o para mal, como llega el ansiado futuro.
En momentos nostálgico, apología por los tiempos idos y la deses-
peranza de ver cómo se transforma el paisaje en aras de una moder-
nidad intransigente y utilitaria, que desprecia, aplasta e ignora el arraigo
de nuestros pueblos, sus costumbres y tradiciones, “El Gran Azacuán Do-
rado” no es otra cosa que el ave fénix que busca resurgir de sus cenizas.
Es también la alegoría, la imagen mística de la resistencia de las mujeres y
hombres con raíces profundas y que con afán solidario se enfrentan, cual
David, al monstruo de las siete cabezas.
También es la oportunidad, para el autor, como profundo deber, de
asumir el arte como un compromiso ético social; el cual no debe perder
oportunidad para denunciar y manifestar la alerta y el llamado a la ac-
ción, en tiempos apocalípticos que auguran la muerte de la madre tierra.
Es por ello, que nuestro amigo Tony, nunca abandona en su dibujo,
cual enorme mural, la belleza del paisaje geográfico, la ternura y candidez
de la infancia que se niega a crecer, pero, que sin darse cuenta, asume
cualquier rito de iniciación que lo haga madurar; y la magia misteriosa de
los mitos y leyendas ancestrales con su sabiduría que aún hoy se entrela-
zan y dan vida a toda una cosmogonía que se niega a desaparecer.
Venga pues, “El Gran Azacuán Dorado” traiga el agua, traiga vida
e invítenos a luchar...