Reseña

En verdad no sé si la vida es un sueño, o el sueño es la vida, pero la vida es bella y debemos de convivirla en fraternidad, porque todos somos uno, unidos en la Ley universal del amor, reconociendo que no hay amor más grande que dar la vida por sus amigos. Debemos ser agradecidos con el Rey del Universo porque es bueno y generoso con cada uno de nosotros, nuestra familia, amigos y vecinos, es preciso entender que el honor y la
gloria es para nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos, y que nos trata con la ley de la igualdad y la equidad, porque cada vez que nace un niño en la tierra, Dios sonríe en el cielo.
Un día conversaba el Ángel de la vida con el Ángel de la muerte, el primero dijo cuando yo llego a los hogares hay mucha alegría y sonrisas por doquier, porque ha nacido un niño y la fe, la esperanza y la caridad se manifiesta en sus rostros, sin embargo, dijo el Ángel de la muerte este se quejaba diciendo cuando yo llego a los hogares la gente llora de tristeza y
pesar y me maldicen como el peor enemigo, así es que mi trabajo es difícil de entender. El Ángel de la vida replico es que yo soy la ilusión y tú eres la mera realidad, aquí somos peregrinos y cuando prescribe la licencia de vida retornamos a casa donde Dios Padre.