Reseña

La filosofía es una reflexión en torno al fundamento infundamentado de lo real. O, bien, como lo propone Parménides, es la consideración de las cosas en tanto que son, no tal como son. Por ello abre la inteligencia hacia la consideración de las cosas en lo que tienen de mayormente real. Esto es, lanza a la razón a indagar las cosas reales en tanto que
trascienden su carácter de determinación. Aquello de lo que trata la filosofía, al no ser algo patente a los sentidos, pero sí a la razón, nos pone a resguardo de absolutizar la realidad existente en su forma específica de existencia. Para la mirada de la filosofía las cosas no
son reales porque existe; no es el orden de la existencia el que fundamenta el ser de las cosas, sino que es al revés: las cosas pueden existir precisamente porque están fundadas en el ser. La filosofía, por tanto, desinstala a las cosas dadas en su pretendida absolutez,
mostrando a la razón que dicha absolutización de lo dado implicaría la idea de que las cosas que existen aquí y ahora están fuera de toda praxis, cierran el futuro, la historia, y se nos impondrían como un destino inexorable frente al cual al ser humano no tendría más opción
que adaptarse. Nos muestra que la eternización de las cosas lanzadas a la espacio- temporalidad se abrogan el estatuto de ser universalmente absolutas, y como tales, se me presentan como siendo ellas el sujeto, mientras que los sujetos concretos y reales habrían de someterse a la lógica, el sentido, y los propósitos de lo real dado como sistema vigente;
pero entonces el verdadero sujeto ya no sería la persona, sino que sería el orden dado, la persona sería más bien el ser alienado en el sistema socio-histórico existente. Por tanto, la filosofía nos lanza más allá de nuestra determinada situación de seres alienados, siendo y existiendo en y para el sistema, y abre el campo del deber-ser, que está más allá del sistema de posibilidades inherentes a la fuerza de imposición de la realidad dada aquí y ahora como sistema dominante.