El Salvador, por amor a mi patria
¿En qué momento una imagen logra reunir estas condiciones, que son propias de la genuina experiencia estética? Ello ocurre, precisamente, cuando la mente y la emoción del artista, aplicadas a la técnica de la fotografía, nos colocan delante de paisajes, colores y situaciones
que solo de esta manera podemos abarcar en su elevada belleza, conmoviéndonos e interpelándonos a la vez. De ahí el misterio y la fascinación que encontramos en las espectaculares estampas reunidas en este libro. Y finalmente, no debemos olvidar ese ingrediente adicional que quienes conocen a Ricardo, no pueden dejar de percibir en él: su probado amor al país. El autor de este volumen es un salvadoreño que ha hecho de su gentilicio una vocación y una manera de ser. Si como
exitoso empresario y líder gremial ha dedicado todos sus esfuerzos a poner el nombre de El Salvador en un sitial de honor, como fotógrafo ha conseguido que el alma del país quede retratada en su gallarda magnificencia, sus singulares encantos y su vibrante complejidad.
Esa conjunción de lo eterno y lo efímero, de lo perenne y lo variable, hacen de cada fotografía una experiencia única, vital, inolvidable. El artista de la cámara parece querer recordarnos que los salvadoreños vivimos rodeados de belleza, abrazados por maravillas naturales,
asediados —literalmente— de milagros cotidianos. Que tenemos, por tanto, el deber de detenernos un poco del trajín diario para regocijarnos en los portentos que tenemos a nuestra disposición.
El Salvador. Por amor a mi patria, es mucho más que un excelente libro de fotografías. Es un canto a la vida, a la humanidad, a la naturaleza, a esos dones que todos los días tenemos delante de nosotros. Y es también una generosa invitación a dar gracias, a reconocernos pequeños delante de Dios y a elevar nuestro espíritu a las cimas de la sublime contemplación.