La cueva del aprendizaje
un enfoque neuroevolutivo y neurocientifico
Prólogo
Cuando Oscar me invitó a escribir el prólogo de este libro, dudaba que tenía el perfil académico que se requería para entrar en diálogo sobre cuestiones neurológicas y me di cuenta que no sabía casi nada acerca de uno de los órganos que más valoro Después de confesar mi ignorancia y que Oscar aceptara mi propuesta de escribir desde una perspectiva más sociológica, tardé varios días en animarme a leer el borrador que me había enviado. ¿Por qué tenía miedo?, ¿por qué pensaba que no tenía la capacidad de entender un texto de este corte? En primer lugar, debe ser porque asocio el prefijo neuro con los campos científicos más complejos. Recordé las dificultades que tenía en las clases de ciencias del bachillerato y lo poco que había retenido de estas materias. Aunque nunca fui diagnosticada con un problema de aprendizaje, había internalizado la creencia que las ciencias duras no eran para mí. Seguramente acepté este diagnóstico de un maestro, o tal vez de mis padres, en algún momento de mi formación académica inicial, tal como pasa a tantos otros estudiantes. Afortunadamente, encontré mi lugar en las ciencias sociales y seguí estudiando, pero no todos los niños tiquetados de esta forma tienen tanta fortuna.
A pesar de mi miedo inicial, cuando comencé a leer el texto que tienes en tus manos, me sorprendió lo fácil que fue para mí leerlo. Hay que aclarar que mi comprensión e interés en el tema no se debía tanto al descubrimiento de una inteligencia propia que no esperaba encontrar, sino a la claridad de la presentación escrita por Oscar y Ana María. El libro parte de una explicación del funcionamiento del cerebro, como
el centro de control de todo ser humano. Es decir, los autores no solo
resaltan la importancia de entender cómo funciona el cerebro, sino de comprender su relación con las emociones del niño y factores más allá de su persona, tomando en cuenta su entorno familiar y social.