Sabores de familia
En la actualidad y por la dinámica de la vida misma, cada vez es más difícil propiciar esos momentos de relajación que nos permiten no solo degustar los alimentos con detenimiento sino compartir nuestras
propias inquietudes e ideas con el resto de la familia, y menos 3 veces al día…. en mi caso particular y cuando trabajábamos, era prácticamente imposible sentarnos a la mesa juntos todos los días y disfrutar los alimentos acompañados de una buena conversación. Pienso que esa práctica debería ser un obligado en cada hogar que quiera mantener no solo la unidad familiar sino también la sanidad mental de todo el grupo.
Al terminar este ejercicio, mi mayor reto será escuchar que los miembros de nuestras familias que tuvieron acceso a un ejemplar de esta edición, me comenten que han practicado algún platillo y que en esa práctica pudieron sentir la presencia y el amor de la familia en toda su dimensión. Esa será mi recompensa.